La tramoya del narrador. Neil Gaiman



            ¿Cómo se crea un mundo imaginario? ¿Por dónde empieza uno?¿creando personajes insólitos o dibujando con la pluma lugares imposibles? Supongo que los caminos que el narrador puede seguir son muchos y que lo que realmente importa es el resultado: el lector ha de poder imaginarse sin dificultad el mundo que el narrador le ofrece. Para lograrlo, es importante que el universo inventado tenga lógica interna, que todas las piezas: personajes, lugares, etc. tengan su función en la historia y se relacionen bien unas con otras. Esto, Neil Gaiman lo consigue con maestría.

         Parte de su éxito, creo, radica en que construye su fantasía anclándola en la realidad.  Acabo de leer Neverwhere: una novela de fantasía dónde Gaiman despliega todo su buen hacer para crear un nuevo Londres, una ciudad subterránea, oscura y peligrosa, que se extiende por los túneles abandonados del metro y los edificios cerrados por los recortes y que los habitantes del Londres de Hyde Park y Oxford Street, de vidas con trabajo y con rutina, ignoran sin esfuerzo.

    –Joven -dijo-, entiende esto: hay dos Londres. Está el Londres de Arriba, ahí es donde vivías, y luego está el Londres de Abajo, el Lado Subterráneo, habitado por personas que cayeron por las grietas del mundo.

    –Tendrás que arreglártelas como puedas aquí abajo -le dijo a Richard-, en las cloacas y en la magia y en la oscuridad -y luego esbozó una sonrisa, enorme, blanca: una mueca reluciente, de una falta de sinceridad monumental-.

      No quiero ser una spoiler. Solo quiero ofreceros una muestra, un tastet, de las habilidades de Gaiman y compartir con vosotros no solo su capacidad para crear universos fantásticos, sino también su fantástico sentido del humor—negro, muy negro.

       Uno de los personajes:

    Tenía el pelo lacio, graso y de un color naranja insólito, y una tez, pálida; cuando Richard abrió la puerta, el hombre esbozó una gran sonrisa  con dientes que parecían un accidente en un cementerio.

      Una parte del Londres subterráneo:

      No había escaleras al fondo que él pudiera ver, sólo una pared de la que colgaba un calendario viejo, manchado y del todo inútil, a menos que 1979 volviera alguna vez.

      Un malo muy malo dirigiéndose al protagonista:

      La señorita tiene los días contados y el número en cuestión ni siquiera es de dos cifras.

     Los malos cogiendo su teléfono de empresa:

   –Croup y Vandemar-dijo, con soltura-, la Vieja Empresa. Se eliminan obstáculos, se erradican incordios, se extirpan extremidades molestas y se practica odontología protectora.

   Creo que después de leer Neverwhere no volveré a coger el metro de Londres sin observar atentamente a mis compañeros de vagón para ver si, por casualidad,  estoy viajando con uno de sus fantásticos habitantes. También me resultara difícil oír con indiferencia la consabida frase mind the gap—cuidado con el hueco.

Comentaris

  1. ¡¡Ooooh!! ¡¡Precisamente mi autor contemporáneo favorito!! ¿Alguien más le conoce?

    Muy buen artículo, Rosa! ;)
    Oscar

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  2. Vaja! A mi sempre em passa el mateix: No he llegit la novel·la però he vist la pel·lícula. La BBC va fer una mini-serie de 6 episodis de "Neverwhere" l'any 1996. La podeu trobar per Internet (o pregunteu-me).

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  3. Sip. I també hi ha una adaptació radiofònica de la BBC, amb en Christopher Lee i el Benedict Cumberbatch (el Sherlock Holmes que està de moda). La tornaran a emetre al Nadal: http://www.bbc.co.uk/blogs/radio4/posts/Neverwhere-returns

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